.

.
.
.
.
.
.
.

miércoles, 21 de abril de 2010

Música


Cuando todo se desvanecía y no quedaba nada, cuando la locura irrumpía en mí mente para asentarse, en el momento en el que todo se acababa ahí estaba ella. Me arropaba y me envolvía en una suave manta de sintonías, melodías y letras. Mecía mi cama en las noches en vela, en la penumbra, en la soledad de mi triste habitación. El instante en el que caía una lágrima, llegaba para hacerme compañía y enjugarme las gotas saladas que emanaban de mis ojos. Su poder hipnótico se apoderaba de mi ser y me obligaba a tranquilizarme y en los arrebatos de furia tenía el poder de adormilarme.

Y es que mi fiel compañera no sólo en los días de penas a mi se acercaba, hubo otros momentos, ocasiones donde la tristeza no tenía cabida, instantes de amor donde ella aparecía con un halo de suavidad en la melodía, ocasiones donde las caricias predominaban y seguían el ritmo que ella marcaba, unas veces al son de violines otras, en cambio, más salvajes quedaban destacadas por el repicar de los tambores, los arranques de pasión sin duda solían venir acompañados de indominables melodías que hacían que el corazón se acelerase a la par que el desenfreno aumentaba.

Pues de ella muchas cosas pueden decirse, y muchos son los momentos en los que estuvo ahí. Jamás podemos decir que nos abandona, en lo más inesperado nos sorprende adaptándose a cada situación. Amiga dulce, amarga, evocadora, sensual, melancólica, incierta, desesperada, calmante, siniestra, alegre.

domingo, 18 de abril de 2010

Un día más

Hoy no me veo con fuerzas ni ganas de afrontar la vida, tengo miles de sueños y no creo que pueda cumplirlos, hoy nada merece la pena.
Quiero estudiar, viajar, me quedan tantos sitios por visitar, quiero volver a Londres, pasear otra vez por las calles de Dublín, y deseo conocer otros sitos, ostros de tantos, como París, Venecia, Roma o ver los impresionantes rascacielos de Nueva York. Cantidad de cosas que me gustaría hacer, decir, aprender. Me falta tanto por aprender que me da pánico. Siento que mientras tanto mi vida se queda atrás. Es la imagen de mi misma sentada en un tren, este avanza más y más deprisa y por los grandes ventanales veo cada uno de mis sueños alejarse. Que vida tan triste, camino hacia el olvido.

Estropearlo todo y una y otra vez volver a tropezar en la misma piedra. Que más da. Ya basta por hoy de lamentaciones, mañana es lunes, de ahí vendrá la depresión de hoy, los domingos por la tarde son el peor momento de mi semana, al día siguiente sabes que debes comenzar de nuevo. ¿Por qué todos odiamos los lunes?

Estar enamorada de un sueño no es estar enamorada.

viernes, 16 de abril de 2010

Sin ganas de crecer













Quizá no me sea el mejor momento para escribir, hoy me encuentro un poco en la inopia. Hay más pájaros en mi mente de los acostumbrados y me cansé de jugar a ser la niña buena. Niña si, eso si soy y no pretendo dejar de serlo, me encanta sentirme así de infantil, ya tendré tiempo para crecer y afrontar la vida. Hoy quiero correr, gritar y sentirme viva. Mancharme de barro, saltar en los charcos, hablar sin tapujos. Llamar a cada cosa por su nombre, buscar aventuras, hacer de todo lo desconocido un aliado. Rodar por la hierba, reír de lo imposible y soñar con lo impensable. Conseguir lo inalcanzableruborizarme, mirar al cielo y sólo ver azul.

martes, 13 de abril de 2010

Un día más

El atardecer se cierne sobre la ciudad mientras la congoja se apodera por momentos de su corazón. Ya queda menos para el alba, dice para sí mientras echa el último vistazo por el tragaluz. Continúa su lectura como si fuera lo único importante en el mundo, cuando hay un libro de por medio no importa nada ni nadie, está dentro de la historia, el resto del universo no tiene cabida ahí. Cuando levanta la vista de él ya a anochecido. La cenicienta ciudad reposa aguardando el nuevo día y la luz de la luna a penas visible en ella entra por el ventanuco de la guardilla. Se encuentra en una habitación, en una guardilla, pero es mucho más que eso, es su cuarto, su santuario, donde los problemas no son tan grandes y las largas noches se hacen más cortas, aunque para ella estas siempre son cortas. En un descuido se queda dormida pese a sus intentos de seguir la velada, como si el no cerrar los ojos evitara la llegada de la mañana, pero estos siempre se cierran y ella llega.
Suena el despertador, no puede ser, se dice para sí. Comienza la rutina. Se levanta, lo apaga, se ducha, se viste, desayuna y sale a la puerta. Queda una larga caminata hasta el instituto, pero eso no importa, prefiere andar que coger el autobús, el tibio aire de una mañana de primavera la ayuda a despejarse. Otro día más en el infierno, repite su mente.
Sus piernas se resisten a andar pero sabe que no puede dejarlo, necesita continuar, tiene que ir. Sopesa los pros y los contras de esta decisión, pero son demasiados contras los que tiene en el caso de no asistir a sus clases matinales, "Mamá se enteraría, no hay necesidad...", "Papá no lo entendería, tengo que caminar...", son algunos de los pensamientos que circulan por su mente mientras la responsabilidad la obliga a llegar y entrar. Comienza la pesadilla.

Días de lluvia


Literalmente estoy chorreando, me encuentro en pie, en medio de la ciudad. La gente no para de correr a mi alrededor como si todos tuvieran prisa, intento adivinar el por qué. Mis pies parecen haberse fundido con el cemento de la calle, pero no me importa. Estoy parada con el agua escurriendo por mi pelo y mi ropa, ya no me puedo mojar más, pienso con ironía. Aun así no me muevo. Espero, espero, espero. No hago preguntas, no me interesa saber el qué. Veo a una niña bajo el porche de una tienda. Me mira fijamente con esa inocencia que sólo las criaturas como ella poseen, no está extrañada, ni divertida, simplemente me mira. Ella también espera. No pongo tiempo ni nombre a mi espera ni al momento que paso mirando a la pequeña. No hay sentimientos, la lluvia nos envuelve y lo único que hace que la pierda de vista es la gente que continúa pasando como si nada a mi alrededor. Nadie puede verme, pero ella no deja de mirarme. Un grupo de personas se cruza y no alcanzo a observarla e inesperadamente la niña aparece ante mi cuando me dejan atrás. Se acerca con paso decidido pero no por ello rápido y coge mi mano como si se tratase de un movimiento estudiado, entonces tira de mí pero no siento la fuerza de su mano ni su calor, parece estar seca a pesar de estar bajo la lluvia. Caminamos en silencio hasta el otro lado de la calle y entro con ella, pero ya no está.

lunes, 12 de abril de 2010

Atracción


Miro a sus ojos e intento descifrar sus pensamientos. Sus facciones no me dicen nada, está ausente. ¿Será verdad eso que dicen y los hombres no piensan? No reparo en esa estúpida pregunta, sólo intento barajar todas las posibilidades. De repente se levanta, camina hacia la salida. La noche tiene un sabor amargo y finjo que la mezcla de música ratonera y la condensación de humo está haciendo estragos en mi persona, disimuladamente le sigo. Una vez en la calle parece que la fría noche despeja su mente, su aspecto en parte tiene mejor apariencia. Finjo no verle y prendo uno de mis cigarrillos, siento como su mirada me recorre de arriba abajo y repara un segundo en mi mano. Sin darle tiempo le ofrezco uno, acepta. Comenzamos a charlar. Conversaciones banales, simples, carentes de interés. Nada importa, No buscamos palabras inteligentes, realmente nada es importante, ya quedaron atrás las insinuaciones. No es amor, no es amistad. Olvídalo todo, déjate guiar por los sentimientos más primitivos. La necesidad nos la impone la cercanía, al igual que los imanes se atraen nosotros estamos destinados adherirnos sin intentar poner resistencia.

viernes, 9 de abril de 2010

Sueños


Vida extraña cargada de tequila y limón. Quiero embriagarme esta noche, conseguir el valor necesario para sobrellevar el camino, esquivar cada bache. Sigo caminando. Estoy cansada de noches en vela, de revolcones de usar y tirar. Ya me harté de sábanas empapadas en engaños y desesperación. Comienzo a correr. Vuelvo una y otra vez y no encuentro explicación a los sueños, ¿la luz esta cerca? Sigo corriendo. Estoy decidida, buscaré la meta. ¿Dónde está la salida? Continúo la carrera, necesito una cerveza. Mire por donde mire no encuentro el resultado, ¿inmadurez? Despierto, volví a soñar, pero está vez ya no logró saber que tanto tiene de sueño y diferenciar la realidad. Ahora, una vez despierta sigo corriendo, pero ya no veo luces milagrosas, en mis ojos se refleja la falta de sueño de las últimas noches, las sabanas continúan bañadas y sigo necesitando una cerveza.

Me cansé ¿así de simple?


"De andar desorientado voy cayendo en picado, es igual que un mal sueño"
Extremoduro